Titulo original: QUÈ ÉS AIXÒ
DE L'EDUCACIÓ ?
Traducción: Viviana Hunter
¿Qué es eso de la educación?
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¿Qué es?
La
educación no es una cosa ni una propiedad, sino una relación, y una relación
ternaria. Educar es manipular, es decir transformar, ahora bien, siempre se
manipula en función de algo, en vistas de llegar a un fin. La educación es, en
su esencia, una relación ternaria entre “el manipulador”, “el manipulado” y
aquello para lo cual se manipula o “finalidad”.
Llamamos
“Educación” a una actividad humana, a una actividad comunicativa entre personas
por medio de la cual las unas frente a las otras se transmiten estímulos,
motivación, orientación, ayudas, ideas, pensamientos, sapiencias, habilidades,
normas y pautas de conocimientos y de conducta que favorezcan su crecimiento y
desarrollo como personas.
El
hombre existe al margen de la educación. Ahora bien, la finalidad fundamentas
que persigue esta actividad es la perfección del hombre. La Educación es una
perfección que se añade al hombre. Esta es algo que se le incorpora de nuevo.
Es algo que se adquiere y con lo que no se nace. La educación aparece como un
valor que el hombre posee en mayor o menor grado, pero siempre es una
modificación positiva.
El ser
humano aspira a la perfección. Esta perfección es el producto de la acción
educativa. En el proceso educativo los niveles de perfección se suceden a
medida que esta avanza. Con ella se persigue y perfila la perfección a la que
el propio hombre aspira. Se trata de un proceso de perfeccionamiento continuo y
permanente que permite ir consiguiendo grados sucesivos de perfección, sin que
se acabe en ningún momento.
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Origen etimológico
La
Educación es tan antigua como el hombre. En efecto, desde su aparición el
hombre se preocupó de “criar”, “cuidar”,”conducir” a sus hijos hasta que
pudieran valerse por sí mismos. En esta función educativa inicial puede verse
la raíz etimológica del mismo concepto de educación. Si analizamos el término
desde una perspectiva etimológica, descubrimos dos grandes orientaciones
semánticas.
Etimológicamente
la palabra “educación” procede del verbo latín “educare”, que significa
“amamantar”, “alimentar”, “criar”: criar, cuidar, amamantar, alimentar, dar
alimento (de fuera a dentro), nutrir, ofrecer cosas de fuera a dentro, tanto
material como espiritualmente (sentido constructivo o nutricio), desarrollar,
hacer crecer, formar…educar.
Algunos
autores han hablado de la precedencia del término “educación” afirmando que
procede del verbo latín “ducere” que quiere decir “conducir”. “E-ducere”
indicaba conducir –ducere- fuera de -e-
(“conducir fuera”). “Educere”: “hacer salir”, “sacar fuera”, “extraer”: hacer
salir, hacer aflorar, sacar de dentro hacia afuera, conducir, guiar, orientar;
el educador conduce, ayuda al educando a sacar fuera, a aflorar aquello que
lleva dentro, intenta que el educando saque fuera todo lo que tiene dentro. Lo
que indicaría conducir, ayudar a formar, guiar, orientar el desarrollo del
educando. Lo que equivaldría considerar la Educación más como una tarea de
desarrollo que de construcción.
Criar
al niño, nutrirlo, conducirlo, cuidarlo, instruirlo, guiarlo, orientarlo,
ayudarlo a desarrollarse, extraer sus mejores potencialidades, formarlo física,
psíquica y morlamente, orientarlo hacia la madurez venía a expresar, en el fondo, una misma
actividad educativa orientada al crecimiento, desarrollo y maduración del educando.
Esta variedad y riqueza semántica ha permitido, desde la más antigua tradición
la coexistencia de dos grandes orientaciones en la Educación:
La
actividad educativa la podemos entender en un doble sentido:
a) Como la influencia o ayuda
exterior que trata de extraer, guiar, orientar, conducir, desarrollar y
perfeccionar las disposiciones y actitudes del individuo humano.
b) Como el desarrollo, formación y
configuración intrínseca de la persona que se está educando tratando de
realizarse, concienciarse, gobernarse, auto dirigirse, responsabilizarse de sus
actos, etc. (función personificadora y de autoformación).
La
concepción actual de la Educación recoge ambas orientaciones, considerándola
como influencia o intervención exterior que persigue el desarrollo o
configuración intrínseca (perfeccionamiento) del educando.
¿En qué
consiste?
La
Educación es una actividad propia de los humanos, una práctica humana, un hecho
social. Es una acción encaminada al desarrollo y perfeccionamiento del
individuo humano. Consiste en un proceso interactivo de influencia en el que
intervienen un educador (agente transmisor), un sujeto receptor (educando) y un
entorno educativo posibilitador, favorecedor, del desarrollo (entornos
educativos), mirando al crecimiento y maduración del educando.
Educador
o agente educativo, educando o sujeto de la educación, medios y técnicas al
servicio de la acción educativa. Y más importante aún, es también el proceso
interior que realiza el educando de estructuración o configuración, de
formación propia, de concienciación, de auto guía, de personificación y
personalización. Es la transformación producida en el interior de cada sujeto
educando.
“Educar”
es hacer t “educarse” es hacerse; ¿pero hacer qué?: educar es “ayudar a las
personas a hacerse más humanas”; y eso abarca toda la existencia del hombre y
todas sus dimensiones. Platón aseguraba que se necesitaban cincuenta años
–muchísimos para su época- para “hacer” un hombre. La Educación es una
conducción transformadora del educador sobre el educando, una orientación
estructuradora, configuradora de la persona educada.
La
Educación es un proceso de humanización, un proceso mediante el cual nos
convertimos plenamente en humanos. Es el medio a través del cual. (a partir de
una influencia externa, intencional y sistemática) , la sociedad posibilita el
despliegue o desarrollo integral de un individuo (heteroeducación). Por otra
parte es un proceso interno (es decir, una metamorfosis que se produce en el interior del educando),
de estructuración, de configuración, de formación propia, de concienciación, de
responsabilización y de autoguiado; un proceso de humanización, esto es, de
personificación y personalización. Un proceso que vamos viendo en nuestro
interior y a través del cual nos vamos construyendo, nos vamos haciendo
(autoeducación); el individuo se hace a sí mismo, se conforma, se crea, se
construye a sí mismo. Se trata de una acción encaminada al desarrollo o
perfeccionamiento personal. Un proceso de humanización continua del nuestro
comportamiento.
Con la
educación de lo que se trata es no solamente de incorporar conocimientos
(bienes culturales) sino de que estos nos ayuden a mejorarnos. La Educación es
una realidad no solamente cuantitativa (apropiación de máximo de bienes
culturales posibles) sino que, por sobre todo, la apropiación de aquellos
bienes que han de ayudarnos a transformarnos. Todo aprendizaje es educativo,
cuando el cambio que produce en nosotros contribuye a una mayor humanización de
nuestra personalidad.
La
educación, como proceso de culturización: proceso por el cual una persona
asimila e integra la riqueza humana de la cultura en que vive. La educación es
también un proceso de integración personal de la cultura, que posibilita
proyectar y realizar la vida más plenamente dentro de la comunidad con espíritu
creativo. El hombre va consolidando su humanidad permanentemente,
enriqueciéndose y configurando su existencia. Un proceso de culturización /
asimilación cultural, moral y conductual. Un proceso por medio del cual las
generaciones más jóvenes incorporan o asimilan el patrimonio cultural de los
adultos; pero a la vez, es también un hecho personal en tanto y en cuanto es
producido por un desarrollo de la personalidad del educando. Es fundamentalmente
un proceso de aprendizaje que se justifica en la indeterminación biológica del
hombre al carecer de respuestas adecuadas a las circunstancias vitales (en los
animales, los patrones de conductas les son proporcionados por su estructura
biológica). La Educación es necesaria para la supervivencia humana, pues, la
especie humana se ve obligada a aprender las respuestas para vivir. La
educación es, pues, un proceso de construcción personal (también social) de
acuerdo a unos patrones culturales de referencia. La educación es, por tanto,
una realidad humana (no “natural”) producida por el hombre y vinculada a un
contexto sociocultural.
Podríamos
decir, pues, que la educación es un proceso personal de perfeccionamiento. Un
proceso interior, personal, activo e intencional del educando con el soporte de
dos influencias extrínsecas: por una parte, la acción sistemática, racional e
intencional del educador y, por otra, la influencia difusa del medio social y
cultural en el cual se vive. El contexto sociocultural es el medio del que se
nutre. Ahora bien, la actividad íntima personal del propio educando con vista a
su perfeccionamiento es fundamental, es esencial; el papel del educador
permanece como lo que es, un factor de ayuda.
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Su finalidad
Educación,
¿para qué? ¿Qué se persigue con la educación? ¿Qué pretende? ¿A qué aspira? La
finalidad de la educación es la formación del hombre. La formación del hombre
consiste en el desarrollo y despliegue de todas sus capacidades y facultades.
Podemos decir, pues, que su finalidad es el “perfeccionamiento del hombre”. La
Educación pretende perfeccionar al hombre: tratar de mejorarlo, perfecciónalo,
es decir hacerlo más valioso.
Su
principal preocupación debe consistir, pues, en ayudar a comprender a la
persona que se está educando, que para ser plenamente “humano” se ha de
desarrollar, debe desplegar y hacer crecer todas sus potencialidades.
El
objetivo de este proceso consistirá en que la personalidad del hombre no se
estanque nunca, sino que persevere siempre en el esfuerzo, un continuo esfuerzo
por incorporar nuevos cambios, nuevos conocimientos, nueva comprensión y
vivencias humanas, que le permitan desarrollarse plenamente como individuo y
así acercarse al proyecto total de convertirse en plenamente “humano”.
En este
sentido, el aprendizaje fundamental a realizar por cualquier ser humanos es
“aprender a ser”. Esta actividad en la
que el hombre debe fundamentalmente “Aprender a Aprender”. El hombre,
cuando ingresa al útero social, lleva en el la capacidad para “aprender a ser
hombre”. Es necesario que, a lo largo del desarrollo, aprenda a utilizar esta
capacidad, a fin de que le permita efectivamente ser cada vez más humano. Eso
es lo que cada uno de nosotros debe “aprender a aprender” continuamente, a fin
de realizar el proceso ininterrumpido de nuestra humanización. La educación
debería, pues, tener como primera exigencia que el educando sienta la necesidad
de una vida más plena, más auténtica, más perfecta, porque es así como será más
íntegramente “ser humano”.